El asunto no es nuevo. En 2010, el Gobierno catalán ya inició un proceso administrativo para determinar el posible foco de la plaga y pedir responsabilidades ante la Fiscalía. Según comunica la Generalitat, han tomado esta decisión por los estragos que ha causado y sigue causando la plaga de caracol manzana. Por el momento, se han gastado más de 3 millones de euros en combatir a la especie invasora, cuyos destrozos en la cosecha afectan a una parte del Delta del Ebro. “Pediremos responsabilidades por la plaga y por el coste económico de su erradicación. El departamento actuará con contundencia para evitar la introducción de especies ya que pueden poner en peligro la estabilidad ecológica”, afirma Pere Vidal, director de Agricultura de la Generalitat en las tierras del Ebro.
Según el Ejecutivo catalán, este caracol de agua dulce empezó a invadir los campos de arroz en 2010. Sin embargo, los agricultores ya detectaron un año antes los primeros ejemplares en los alrededores de la ermita del municipio de L’Aldea y alertaron en vano de los peligros que podía suponer la especie. Precisamente, a escasos metros estaba ubicada la piscifactoría de la empresa Promotora Bama, desde donde presuntamente se escapó el primer ejemplar. Después, el molusco empezó a reproducirse, se extendió por la Sèquia Mare y desde allí, a través de los desguaces, por todo el costado izquierda del Delta.
Entidades ecologistas y agricultores ya acusaron desde un principio a Promotora Bama. La empresa en pocos meses desmanteló las instalaciones y huyó de Delta del Ebro. Mientras tanto, el caracol manzana seguía imparable: Se desplaza activamente contra corriente por el fondo del agua. También flota en la superficie y se deja arrastrar por la marea. En la actualidad estos caracoles están presentes en casi toda la parte izquierda de la red hidráulica, también afecta a parte del río Ebro, con el riesgo de traspasar al margen derecho. El año pasado los caracoles manzana legaron a alcanzar los 10 centímetros de diámetro, pese a las medidas para erradicarlo. La Generalitat advierte de la peligrosidad que supone para la fauna y flora por su “extrema voracidad, resistencia a condiciones adversas y capacidad para reproducirse”. En una noche, dos caracoles manzana pueden comerse 400 raíces de arroz, el equivalente a una parcela.
El año pasado los caracoles manzana legaron a alcanzar los 10 centímetros de diámetro, pese a las medidas para erradicarlo.
En 70 kilómetros de campo también se han realizado desinfecciones con agua salada. Según las previsiones de la Generalitat, este último tratamiento tiene una incidencia del 100%. Los agricultores esperan ansiosos el inicio de la siembra para observar si los cálculos del ejecutivo catalán se cumplen.
Fuente: www.elpais.com
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