lunes, 26 de marzo de 2012

La sequía llegó para quedarse

La Universidad Politécnica de Cartagena desarrolla un sistema para predecir los cada vez más frecuentes y prolongados periodos de ausencia de lluvias.

La sequía es el fenómeno meteorológico que causa mayores quebraderos de cabeza al agricultor y pasa más desapercibido para la población urbana, a pesar de que ha sido capaz de llevarse por delante civilizaciones como la maya (un estudio reciente publicado por la revista 'Science' apunta que su desaparición en la península de Yucatán y América Central coincidió con una disminución del 40% en las lluvias). El cambio climático y la creciente población mundial son factores que han motivado que la escasez de agua sea una de las principales amenazas del planeta para este siglo.
Si a principios del año pasado los embalses españoles contaban con unas reservas, de media, de un 77,83% de su capacidad total, la falta de lluvias la redujo hasta el 62,01% que se registró a finales de diciembre de 2011, una cifra que se acentuó en algunas zonas como la cuenca del Segura, que se quedó en un 54,6%.

Invierno 're-seco'

El año 2012 no parece que vaya a cambiar esta tendencia a la baja. De hecho, el trimestre invernal diciembre-febrero ha tenido un carácter «extraordinariamente seco» de acuerdo a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), hasta el punto de considerarlo el menos lluvioso en el país desde los años 40 del siglo pasado.
«La situación es enormemente preocupante», reconoció el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, en un acto en Lugo el pasado 28 de febrero, en el que aseguró que el Gobierno pondrá en marcha mecanismos de apoyo a los sectores que se vean más afectados por la sequía.
Arias Cañete advirtió de que, aunque las reservas hídricas no están aún en niveles alarmantes, según los datos de marzo se encuentran al 62,5% de su capacidad total, la principal amenaza son los incendios forestales. Diversos estudios realizados sobre el impacto del cambio climático en España reflejan una disminución de las precipitaciones en el futuro, así como una reducción generalizada del agua que circula por los ríos, lo que la convertirá en un bien que se cotice a precio de oro.
La sequía, debido a su complejidad, es una de las anomalías más difíciles de evaluar. Por ello, cualquier avance científico que se produce en este ámbito merece ser destacado porque contribuye a mejorar el balance de las campañas agrícolas.
Un nuevo estudio del grupo de I+D+i de Gestión de Recursos Hídricos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) revela que se ha producido una notable intensificación de los periodos de sequía transcurridos desde la década de los 80 en adelante en la cuenca del Segura, así como que para 2050 se espera un incremento del 15% en las longitudes máximas de rachas secas para un umbral de precipitación de 1 milímetro al día respecto a 1990.
Los principales responsables de la investigación, Sandra García Galiano y Juan Diego Giraldo Osorio, han utilizado modelos climáticos regionales de última generación para calcular con detalle los períodos de longitud máxima de las sequías.
El objetivo del estudio, publicado por la Asociación Internacional de Ciencias Hidrológicas (IAHS) en el libro 'Risk in Water Resources Management', es profundizar en el conocimiento sobre las tendencias plausibles de estos eventos extremos para que, con esta información, se pueda alcanzar un mejor balance entre las medidas de adaptación y mitigación frente al cambio y variabilidad climática.
García Galiano, la autora principal, resalta que se trata de unos datos relevantes para las cuencas semiáridas como la del Segura, «especialmente vulnerable a la variabilidad de las precipitaciones, lo que crea incertidumbre en las actividades agrícolas».
La principal novedad del trabajo es la utilización de una nueva metodología, basada en combinaciones de modelos climáticos regionales (RCMs, en inglés), aplicando modelos aditivos generalizados (GAMLSS) ajustados a las series temporales de máximas rachas secas de precipitación (MDSL). Estas rachas se definen como el número de días consecutivos con precipitación por debajo de un umbral, un milímetro al día (mm/d) en el caso de este estudio, que equivale a que en una superficie de un metro cuadrado ha caído un litro de agua de lluvia (l/m2).
Los análisis se basaron en mallas de precipitación diaria observadas entre 1950 y 2009, y seis RCMs forzados por modelos climáticos globales (GCMs), provistos por el proyecto europeo 'Ensembles' para el periodo 1950-2050, con una resolución espacial de 25 kilómetros y en base al escenario de gases de efecto invernadero A1B.
García Galiano señala que las técnicas de análisis de frecuencia tradicional fallan a la hora de captar la variabilidad de eventos extremos como las sequías. La razón es que consideran los sistemas hidrológicos como 'estacionarios'. Sin embargo, la investigadora argumenta que están sujetos a distintos factores como los cambios climáticos, de usos del suelo, la explotación de acuíferos y la construcción de embalses, entre otros.
De acuerdo a los resultados del estudio, que tienen en cuenta todos estos elementos, se espera un incremento del 15% de sequías extremas en cuencas de cabecera para el año 2050 respecto a 1990.
Otro punto a tener en cuenta es que la variabilidad hidroclimática implica funciones de densidad de probabilidad (PDF, por sus siglas en inglés), cuyos parámetros se modifican con el tiempo. García Galiano explica que la aplicación de las PDFs en el campo de la gestión de recursos hídricos es amplísima: para evaluar las crecidas de diseño en infraestructuras hidráulicas; programas de mitigación de riesgo de avenidas; estudios de inundabilidad; evaluación y gestión de riesgos en sistemas de suministro hídrico, flujos bajos y sequías.

Zonas vulnerables

La investigadora destaca que la metodología desarrollada por la Politécnica de Cartagena puede identificar la distribución espacial de las zonas más vulnerables a eventos extremos. Además, resalta que este método puede aplicarse a otras escalas espaciales, como a nivel nacional o europeo, y a otras variables, como precipitaciones máximas o valores medios, para aumentar el conocimiento sobre la variabilidad hidroclimática.
Los responsables del estudio, financiado principalmente por la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación de España bajo el Plan Nacional de I+D+i, trabajan ahora en aplicar la metodología a escala peninsular. Para ello, utilizan 17 modelos climáticos regionales provistos por el proyecto 'Ensembles' y la base de datos con alta resolución espacial 'Spain02' (20 kilómetros de tamaño de celda). Además, han incluido otras variables como las precipitaciones extremas, mensuales, estacionales y anuales.

Fuente: www.laverdad.es

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