miércoles, 28 de marzo de 2012

«¿Cuántos niños han visto La Vía Láctea en pueblos y ciudades de más de 30.000 habitantes?»

Recuperar la calidad del cielo nocturno pasa, a todas luces, por iluminar solo lo necesario y en horarios con sentido, sugieren desde la Iniciativa Starlight, avalada por la Unesco.

«Los petreles jóvenes pierden el rumbo cada otoño en su primer viaje. Pese a pasar gran parte de su existencia en alta mar, se reproducen en tierra firme. El único pollo que cría cada pareja deja el nido una noche a principios de octubre. No obstante, las farolas de los pueblos y paseos marítimos reducen de manera considerable las posibilidades del éxito de su vuelo», explica Juan José Negro, de la Estación Biológica de Doñana. Los pollos de pardela chica (Puffinus assumilis), catalogada como «Amenazada», pierden la vida del mismo modo, tras chocar, deslumbrados, contra las estructuras luminosas urbanas.
Las aves migratorias puede que sufran en «pío» silencio tal contrariedad, aunque nunca en soledad. Las tortugas, por ejemplo, mueren de forma masiva por deshidratación, desorientadas ante las múltiples luces que se han impuesto en sus playas natales en los últimos tiempos. Y el alumbrado exterior altera, también, la visión, navegación, ovoposición y apareamiento de los insectos.

Parques Estelares

La contaminación lumínica se define como «la luz artificial que los seres humanos introducen en el entorno de manera directa o indirecta». Para combatirla, la Iniciativa Starlight, en colaboración con Astrónomos Sin Fronteras, promueve la figura de los Parques Estelares desde 2010. Ya hay más de 40 nominaciones en 12 países. Especial atención les merecen los espacios protegidos y sus zonas limítrofes, dado que «la vida se manifiesta en ellos las 24 horas del día». Los parques nacionales de Doñana (Andalucía) y Monfragüe (Extremadura) preparan sus planes de acción para conseguir tal distinción.
La Reserva de la Biosfera de Fuerteventura, por su parte, se encuentra en fase de estudio para su futura declaración como Reserva Starlight.

Más gasto

«La iluminación artificial de nuestras carreteras, calles, edificios, monumentos y otras áreas exteriores constituye uno de los problemas ambientales que más se ha incrementado. Tradicionalmente, hemos asociado la luz con alegría, progreso, belleza y seguridad. Pero más luz acarrea, a la vez, más gasto económico, emisiones y menos calidad paisajística», explica Gonzalo Echagüe, del Colegio Oficial de Físicos.
«¿Cuántos niños han visto La Vía Láctea en pueblos y ciudades de más de 30.000 habitantes?», se pregunta Emilio Alfaro, de la Sociedad Española de Astronomía. En Valle de Mena cada noche se pueden observar «entre 1.000 y 1.300 estrellas; en una ciudad, en el mejor de los casos, no se alcanzan a divisar más allá de 50 ó 100; de 5 a 10, en el peor», sentenció el coordinador internacional de la Iniciativa Starlight, Cipriano Marín, hace unos días, cuando visitó el municipio.
Valle de Mena ya cuenta con su diploma de Parque Estelar. Se trata de la primera localidad española que dispone de dicha acreditación.

«Ruta al Universo»

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