miércoles, 12 de diciembre de 2012

Escombros, filón poco explotado

DESARROLLO SOSTENIBLE

Máquina de triturado de escombros de la firma murciana Astesa,
especializada en materiales de demolición. 
:: J. M. R. / AGM

Uno de los mayores flujos de residuos que se genera en España en cuanto a volumen es el que resulta de los procesos de edificación y demolición. ¿Quién no ha visto una escombrera en una rambla o un edificio en ruinas en cualquier paraje? De ahí que la gestión de los escombros se haya instalado en la agenda medioambiental como cuestión ineludible. No solo para mejorar el paisaje (solo en el municipio de Murcia se llegaron a contabilizar hasta 71 escombreras ilegales), sino también para ahorrar la apertura de canteras. Sin embargo, este ámbito aún es tratado de manera insuficiente por las autoridades, como denuncia la Asociación Española de Gestores de Residuos de Construcción y Derivados (GERD).
España genera a día de hoy una media de 20 millones de toneladas anuales de escombros y demás restos de construcción (con la burbuja inmobiliaria de la pasada década se superó el doble). Es un volumen capaz de llenar medio centenar de superpetroleros.
La Región de Murcia produce millón y medio de toneladas anuales, según cálculos del Gobierno central; esto es, más de una tonelada por habitante y año, cuando la media europea está en la mitad y la nacional no supera los 800 kilos.
La tecnología actual permite reciclar más del 70% de los residuos de la construcción. Del volumen recuperable, un 35% se puede transformar en áridos (para gravas, aglomerado asfáltico, explanadas, zahorra o base para hormigón); un 40%, reconvertir en material destinado a rellenos y restauraciones de espacios degradados; y el resto, en productos específicos: metal de vigas y tuberías, madera de puertas y marcos, vidrio de ventanas y plástico de desagües de PVC.
Los escombros reciclados -que son principalmente piedra, hormigón, material cerámico y asfalto- pueden sustituir a materias primas e incluso ser «más baratos» que éstas, según GERD. Las ventajas de utilizarlos radican en un mayor ahorro energético, disminución de la contaminación atmosférica y menor explotación de canteras.
La mayor parte de los desechos de construcción no suelen revestir peligrosidad, ya que solo una mínima proporción tiene amianto, lámparas con mercurio, disolventes, fibras minerales o aditivos del hormigón. Sin embargo, su consideración como residuos inertes llevó a desatender su control hasta hace pocos años, permitiendo la proliferación de escombreras ilegales. Para acabar con ello, la Administración central aprobó hace cuatro años el decreto 105/2008, por el que se regula su gestión.
Con la nueva normativa, y a pesar de la actual 'crisis del ladrillo', España ha logrado grandes avances: si en 2009 se reciclaba el 15% de los residuos que se generaban en edificaciones, excavaciones y vías de comunicación, tal porcentaje alcanza ya el 30%, según GERD. En la Región de Murcia existen dos plantas de transferencia de escombros y desechos de construcción desde 43 vertederos controlados.
Con todo, el esfuerzo reciclador de España queda muy por detrás de países como Holanda (80%) y Alemania (70%) -la media europea está por encima del 40%-, y lejos de la normativa comunitaria que exige a los países miembros alcanzar unas tasas de reciclado superiores al 70% antes de 2020. Entre los factores que explican tal diferencia entre países se encuentran «condicionantes económicos, legislativos y de educación ambiental», indica el presidente de GERD, José Ignacio Tertre.
A pesar de que en España existen unas 200 plantas para tratar este tipo de residuos, el GERD denuncia un «problema de competencias» y señala a los ayuntamientos -que son los que otorgan las licencias de obra- como los principales responsables de que muchos de los escombros acaben en vertederos ilegales. El cumplimiento de la legislación por su parte es «muy bajo», lamenta el GERD, con lo que se da más cancha al vertido ilegal y se «distorsionan» los precios de los materiales reciclados en el mercado.
Las comunidades autónomas tampoco escapan a las críticas, puesto que algunas se han aferrado a la crisis para justificar la falta de inversión y practican el depósito de residuos en canteras, algo totalmente ilegal según el GERD, ya que ningún residuo de construcción se puede 'aparcar' sin un tratamiento previo, apunta la asociación.
Las plantas de reciclado no compiten solo con la ilegalidad, sino que también han de afrontar la grave situación económica que ha paralizado las obras públicas, a las que se destinan alrededor del 80% de los materiales reciclados.
Ante la situación actual, las 80 empresas que aglutina el GERD, abogan por una construcción sostenible, que tenga en cuenta la necesidad de ahorrar energía y la ventaja de ahorrar materias primas.
Interior de una de las doscientas plantas de tratamiento de
residuos de construcción que hay en España. 
:: M. A. S.
Proyecto GEAR
A fin de acabar con la dispersión que padece el sector de reutilización de materiales de construcción, la asociación culminó hace mes y medio el llamado 'Proyecto GEAR' o 'Guía Española de Áridos Reciclados'. Para ello contó con la participación directa de 24 empresas (dos de ellas murcianas), cuatro universidades y tres centros de investigación, así como la colaboración de un buen número de organismos públicos, constructoras, laboratorios y despachos de ingeniería. Tales entidades realizaron un seguimiento de más de 80 obras de construcción que emplearon materiales reciclados.
El objetivo del proyecto GEAR consiste en homologar los materiales reciclados en la búsqueda de sus mejores prestaciones en obra pública y privada, garantizando la durabilidad y su comportamiento en cuanto a resistencia y respeto al medio ambiente.
La guía incorpora un catálogo de obras donde se pueden ver aplicaciones de áridos reutilizados en todo el país a fin de que sean tenidas en cuenta por arquitectos y constructores para futuras obras.
Hasta ahora, la mayor parte de los materiales reciclados se destinaban a rellenos y restauración a precios ridículos, ya que no había referencias sobre su calidad.
La citada guía ha creado los instrumentos que permiten tasar tales materiales a valores que posibilitarán un mercado rentable a este sector aún incipiente.
Fuente: www.nuestra.tierra-laverdad.es

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