sábado, 14 de abril de 2012

¿Qué aves migratorias podemos observar en el estrecho de Gibraltar?

Como cada primavera, miles de aves migratorias han emprendido su viaje hacia el norte. Después de pasar el invierno en latitudes con un clima más favorable, estos animales ‘hacen las maletas’ y se ponen en marcha hacia sus áreas de cría. La migración supone todo un espectáculo para los amantes de la ornitología, quienes durante estos días pueden observar la entrada de estas viajeras en nuestra península desde los observatorios del estrecho de Gibraltar.

Al igual que nosotros, las aves utilizan en sus desplazamientos una especie de ‘autopistas aéreas’ o rutas que por sus características geográficas presentan condiciones más favorables para la travesía. Por lo general, las aves terrestres atraviesan continentes e islas, y evitan volar grandes distancias por encima de los océanos. Debido a ello, la mayoría de los animales que hibernan en África ingresan en el continente europeo a través de tres pasos fundamentales: el estrecho del Bósforo, el de Mesina y el de Gibraltar. Durante los meses de primavera, estos pasillos migratorios se convierten en una auténtica ‘fiesta ornitológica’ y son cruzados por grandes concentraciones de aves, especialmente rapaces y cigüeñas.

Aves migratorias a estudio


Muchos de los animales que atraviesan el estrecho de Gibraltar estos días proceden del África subsahariana occidental y no todas se quedarán en la Península Ibérica sino que proseguirán su viaje hacia el norte de Europa. Para conocer en detalle las rutas migratorias, los científicos y naturalistas emplean diferentes métodos como el anillamiento o el seguimiento por geolocalización. Por ejemplo, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), en colaboración con otros organismos, marcó el año pasado a seis individuos de águila calzada (Hieraaetus pennatus) con emisores satélite GPS. De esta forma se ha comprobado que las águilas pasaron el invierno en Mali, Mauritania, Niger, Nigeria, Sierra Leona y Guinea, a más 3.000 kilómetros de sus nidos. A mediados de marzo las seis calzadas comenzaron el viaje de regreso y algunas se encuentran actualmente sobrevolando el desierto del Sáhara.
Por otro lado, la observación directa de los flujos de aves a través de los pasillos migratorios permite conocer el estado de sus poblaciones, y también utilizar a las aves como bioindicadoras de la salud ambiental de los continentes europeo y africano. Organizaciones como el Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra (COCN) o la Fundación Migres llevan años realizando censos durante las épocas de paso y han elaborado completas bases de datos que pueden consultar tanto científicos como el público general. Este trabajo se realiza gracias, no sólo a profesionales, sino a gran cantidad de voluntarios procedentes de toda Europa.

Turismo ornitológico en Tarifa


Durante estos días son muchos los profesionales y aficionados que se reúnen en los observatorios cercanos a las localidades de Algeciras y Tarifa para pasar horas contemplando el cielo a través de sus prismáticos y telescopios. Sentados frente a este peculiar teatro, los espías de la migración ven desfilar ante sus ojos decenas de abejeros (Pernis apivorus), milanos negros (Milvus migrans), alimoches (Neophron percnopterus), cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) y negras (Ciconia nigra), águilas culebreras (Circaetus gallicus), aguiluchos cenizos (Circus pygargus), aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus), gavilanes (Accipiter nisus), águilas pescadoras (Pandion haliaetus)… todo ello con las montañas de Marruecos como telón de fondo, tan nítidas en los días despejados que parece que se pueden tocar con alargar la mano.

No sólo se pueden ver aves desde los observatorios. Las playas de la zona son lugares perfectos para encontrarse con muchas especies de limícolas como el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), o el correlimos Tridáctilo (Calidris alba) que acuden allí a alimentarse cuando la afluencia de gente es menor. Y, cuando el día termina y la luz se escapa, lo mejor es guardar los prismáticos y la subirse a la duna de Bolonia a disfrutar de la impresionante puesta de sol mientras, al otro lado del Estrecho, cientos de aves se preparan para continuar su largo peregrinaje.

Fuente: www.mundo-geo.es

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