Santa Pola ha impulsado un sistema pionero único en España que permitirá aumentar la producción y reducir el esfuerzo de los trabajadores en mitad del mar a la hora de cultivar ostra plana y zamburiña.
La empresa Ostres de la Badía ha destinado una inversión inicial de más de 250.000 euros para construir unas instalaciones en el puerto pesquero y poder así adentrarse en un proyecto de investigación que traerá sus primeros resultados dentro de un mes, según explica su gerente, Manuel Marhuenda.
Con ello, la nueva técnica, que pretende sustituir el sistema de captación natural en el mar para producir estos moluscos, conlleva un complejo y cuidadoso proceso desde que comienza la fecundación hasta que tanto la ostra como la zamburiña están listas para salir al mercado. Tanto es así que, según los expertos, este procedimiento suele durar entre dos y tres años.
De esta manera, el objetivo es producir más semillas de lo que puede garantizar el medio natural, ya que en el mar están expuestas a la depredación y el proceso de fijación resultaba más complicado. Así, según Marhuenda, en un ciclo con éxito, se podrían conseguir, por ejemplo, 4 millones de larvas de ostras, mientras que con el sistema tradicional tan sólo unas 400.000.
Por otro lado, según Dionís Calvet, responsable del criadero, ahora, la empresa santapolera se encarga de elaborar minuciosamente el alimento necesario para las larvas de los moluscos que se llevan a los reproductores donde se cuida al detalle la temperatura y la dieta. A partir de ahí, comienza el proceso de creación de las larvas en ostra o de inducción en la zamburiña, que suele durar desde 15 a 25 días.
Después, según Dionís Calvet, llega el momento más complicado de toda la cadena, la metamorfosis, que suele durar entre cinco y diez días hasta que la larva se convierte en semilla. "Igual de un millón de larvas llegan a fijarse un 1% o menos. Por desgracia, es así de complicado, pero una vez ya son semillas la mortalidad es muy poca", explica el responsable del criadero. Una vez llegados a esta fase, las semillas han de permanecer tres meses en el semillero hasta alcanzar los cinco o seis centímetros.
Según Calvet, finalmente, las ostras o las zamburiñas se unen con cuerdas y se introducen en cestas en el mar donde pasarán un de tres a ocho meses hasta alcanzar la talla comercial.
Con este innovador sistema, la empresa santapolera pretende situarse a la cabeza en la producción de unos moluscos muy valorados por los paladares más exquisitos.
Fuente: www.diarioinformacion.com
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