L a energía se ha convertido en uno de los principales retos en el siglo XXI a los que la sociedad debe enfrentarse. El actual modelo basado en el uso de combustibles fósiles tiene que ser sustituido paulatinamente por otro menos agresivo con el medio ambiente. La producción de biocarburantes supone, por tanto, una prioridad política debido a su evidente contribución a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. El biodiésel y el bioetanol irrumpieron con fuerza como la mejor alternativa ecológica a la gasolina, pero cuentan con el hándicap de que todavía -hay investigaciones que tratan de variar esta tendencia- utilizan como materias primas semillas de cereales y oleaginosas (maíz, trigo, soja, colza, caña de azúcar, remolacha,…) que son apartadas de su principal cometido: alimentar a la creciente población mundial. Fuente: www.nuestra-tierra.laverdad.es |
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