martes, 4 de diciembre de 2012

Cámaras nocturnas confirman la presencia de ginetas, garduñas y tejones en la sierra


Un proyecto del Centro de Estudios Cuenca del Segura mide la salud de un hábitat aislado por culpa de carreteras y viviendas.


Las cámaras de fotos de infrarrojos se instalan disimuladas en
un tronco y frente a ellas se coloca un cebo.
Un estudio con cámaras trampa que se activan cuando un animal se acerca está permitiendo al Centro de Estudios Cuenca del Segura trazar una idea bastante aproximada de la presencia de especies de mamíferos carnívoros en la Sierra de Orihuela, un enclave natural que precisa de seguimiento y cuidado porque está prácticamente aislado del exterior. Este espacio natural se ha convertido en una especie de isla biogeográfica con barreras artificiales como la Autovía A7 y la carretera Nacional-340, o las viviendas de Montepinar, el Rincón de Bonanza y La Aparecida, de modo que su escasa conectividad con otros enclaves naturales hacía dudar de la calidad de un hábitat del que no hay más datos que testimonios de avistamientos.
Sergio Martínez, representante de la agrupación e ingeniero forestal, explica que "queríamos ver cómo se conservan las especies, teniendo en cuenta que creemos difícil que lleguen nuevos individuos", por lo que en 2011 se colocaron las primeras cámaras. En una segunda fase se han instalado dispositivos para tomar fotografías con sensores que se disparan cuando el animal se acerca a un cebo (puede ser el contenido de una lata de sardinas o una paloma en una jaula, pues hay especies a las que solo atrae el olor de presas vivas, como al gato montés). La financiación inicialmente corrió a cargo de los miembros del equipo, y actualmente colaboran la Universidad Miguel Hernández (prestando apoyo técnico a través del Departamento de Ecología) y el Ayuntamiento de Orihuela, con una subvención de 2.400 euros. El trabajo de campo lo hacen los propios voluntarios y alumnos del módulo de Gestión y Organización de los Recursos Naturales y Paisajísticos del IES El Palmeral de Orihuela y de la Escuela Familiar Agraria El Campico, de Jacarilla.
No solo se trata de conocer qué especies de mamíferos carnívoros habitan la zona (incluyendo algunas difíciles de encontrar en un lugar tan aislado como comadrejas, turones, tejones o gatos monteses), sino también calcular su abundancia y distribución en el espacio, además de comprobar si están desplazas de su lugar natural "por la presión humana". Para la responder estas cuestiones -y de forma complementaria al "fototrampeo"-, miembros de la agrupación se han dedicado a recorrer el paraje: "Diseñamos recorridos por senderos y vamos buscando huellas, excrementos, letrinas... con esos indicios se hacen análisis estadísticos que permiten calcular su abundancia".
Las cámaras se mantienen durante unas dos semanas en el mismo lugar porque antes de que los animales se dejen ver es necesario que la instalación que desaparezca el olor a humano de la zona. "Los zorros son de los más esquivos y, a pesar de que la pequeña luz de la cámara infrarroja es muy tenue, la perciben", explica Sergio Martínez. Entre los más curiosos están las ginetas o las garduñas, que han quedado retratadas incluso subidas al tronco mirando de cerca el objetivo, preguntándose qué es.
Mediterráneo
"Al finalizar el estudio sabremos el estado de conservación de este grupo de animales muy característico del bosque mediterráneo e indirectamente podremos saber el estado de conservación de su hábitat", explica Martínez, quien añade que repitiendo el estudio en el futuro se puede ir controlando la salud de la sierra. Aunque queda trabajo de recogida de datos ya hay conclusiones preliminares. Se ha comprobado que "hay poblaciones estables de gineta, garduña y zorro" y se ha detectado un tejón, lo que no es nada común, porque normalmente busca hábitats más amplios y no tan escarpados. Seguramente habrá una pareja, probablemente más y quizás llegados de la Sierra de Crevillent o del campo de La Murada, estiman.
La Sierra de Orihuela sí cuenta con una población sorprendentemente alta de ratones, lo cual es un buen indicador porque los mamíferos carnívoros y las rapaces son predadores de estas especies. En el caso de las perdices, el Centro de Estudios reconoce el trabajo realizado por el colectivo de cazadores, pues "la colocación de comederos y bebederos repartidos por la sierra ha hecho aumentar la población de perdices en los últimos cinco años.". Conejos también se encuentran, aunque no muchos porque les resulta difícil hacer madrigueras en una sierra tan rocosa. Y las que han aumentado hasta alcanzar prácticamente el nivel de plaga son las ardillas rojas, que pueden contribuir a que se recuperen ahora las poblaciones de sus predadores, como la gineta y el azor.
Fuente: www.diarioinformacion.com

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