jueves, 18 de octubre de 2012

Urgencias marinas en pleno monte

La recuperación de especies marinas supone un porcentaje pequeño del trabajo en el Centro de Fauna Silvestre de El Valle, pero muy importante porque tratan ejemplares amenazados.


En el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle (CRFSV), instalado en pleno corazón del Parque Regional El Valle-Carrascoy entre enormes pinos, ingresan vivos cada año entre 1.100 y 1.300 animales, de ellos, en el último año cinco han sido tortugas marinas. «El porcentaje de fauna marina que recibimos en el centro es pequeño, pero suelen ser especies protegidas y amenazadas y con mucha repercusión, por lo que es una parte muy importante de nuestro trabajo», explica Ana Cristina Miñano Bernal, veterinaria responsable del Centro de El Valle, que añade que al año se producen entre 40 y 50 varamientos de cetáceos y tortugas, de los que apenas 6 o 7 aparecen con vida e ingresan en las instalaciones de la Dirección General de Medio Ambiente para ser tratados y devueltos al mar. En concreto, en el último año han recibido el aviso de 14 varamientos, de los que solo cinco han sido de animales vivos.
Es el caso de estas cinco tortugas, cuatro bobas ('Caretta caretta') y una verde ('Chelonia mydas'), dos especies protegidas y ambas calificadas como amenazadas en peligro de extinción, según la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que fueron llegando al Centro de Recuperación de El Valle en los últimos y especiales doce meses, ya que ingresaron en el centro en un lento goteo para, finalmente, algunas después de un año de tratamientos y observación, ser liberadas este verano.
Aunque a mediados de 2011 aparecía la primera tortuga boba, no fue hasta diciembre pasado cuando se produjo la gran sorpresa: la llegada de la primera tortuga verde viva en 22 años, explican con emoción en el centro y añaden que, junto con el ejemplar hallado en 2009 en Valencia y en 2010 en el Delta del Ebro, son las únicas recuperadas con vida «después de casi un cuarto de siglo sin verlas» por nuestras aguas.
«La primera boba la encontró un buceador en el fondo marino, con un anzuelo clavado, que pudo retirarle fácilmente, y con graves lesiones en el caparazón. Tenía un golpe transversal muy fuerte -probablemente de una hélice- que le había roto los escudos córneos y había dejado expuesto y agrietado el hueso», explica la veterinaria responsable, que añade que este ejemplar se encontró desnutrido y deshidratado 3 o 4 semanas después de haber sufrido el accidente.
«De las cuatro, era la que se encontraba en un estado más grave», recuerda Miñano Bernal. Seis meses después, en diciembre, y tras fuertes tratamientos antibióticos que combatieron la infección y las reinfecciones óseas que fue sufriendo la tortuga, a la que se le había necrosado parte del hueso, ocurrió lo inesperado: un buceador se encontró en la orilla de las playas del puerto deportivo de Águilas una tortuga verde. «Estaba quieta, la recogió y la llevó a un centro veterinario de Águilas», cuenta la responsable veterinaria del centro, que destaca lo raro de hallar un ejemplar de esta especie de tortuga marina, bastante escasa en el Mediterráneo -los investigadores estiman que habrá entre 300 y 400 individuos reproductores y que suelen habitar en el Mediterráneo Oriental, de aguas más cálidas que el Occidental-. Y lo más sorprendente fue que estaba viva, ya que en 2011 se encontraron varadas en playas de la Región de Murcia otras dos tortugas verdes: de una quedaba el caparazón y de otra el caparazón y restos muy descompuestos de aletas y tejido.

LOS DATOS

Tortugas recuperadas. Cuatro bobas 'Caretta caretta' y una verde 'Chelonia mydas'.
Dónde aparecen. En las costas de Águilas, San Pedro del Pinatar, Isla Grosa y Cabo Negro.
Causa del varamiento. Ingestión de basura marina, sobre todo plásticos, neumonía leve, fractura grave del caparazón y agotamiento.
Liberación. En las playas del Parque Regional de Calblanque y en la Reserva Marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas.
El veterinario aguileño, conocedor de la fauna silvestre, pudo identificar la especie antes de llamar al Centro de Recuperación, algo fundamental para «establecer el grado de prioridad», aunque, como explica Ana Cristina Miñano, «todos los varamientos son de atención inmediata».
La hipotermia, debido a que era un ejemplar juvenil en aguas demasiado frías para ella (precisan entre 19º y 20º), fue la causa del ingreso, aunque la 'Chelonia mydas' presentaba síntomas leves de anemia y deshidratación, además de epibiontes en el caparazón y la piel -unos parásitos que se adhieren cuando pasan más tiempo del habitual en la superficie del agua y que, explica la veterinaria, suele ser un síntoma de enfermedad en estos reptiles-.
La inmersión en agua dulce la libró de los parásitos y la estancia en un tanque en El Valle a temperatura regulada (22º-23º) surtió su efecto y mostró síntomas de mejoría, pero se negaba a alimentarse. «Tratamos de no forzarlas a comer para no retrasar el proceso de recuperación, ya que les produce estrés, y la segunda semana comenzó a comer hortalizas de hojas verdes -las tortugas son omnívoras pero a partir de los entre 20 y 40 cm. de longitud se vuelven herbívoras-, a lo que luego sumó pequeños peces como boquerones y hasta mejillones», explica.
Cuando empezó a comer, comenzó a excretar y fue cuando comprobamos que tenía una pseudo obstrucción intestinal producida por la basura marina: trozos de poliestireno (corcho blanco), envoltorios de plástico y hasta un tapón de bolígrafo encontró el equipo de El Valle en los excrementos de la tortuga verde, lo mismo que ocurrió en el caso de otras dos tortugas bobas.
Educar para respetar
Según explican desde el CRFSV, en los últimos años han variado las causas de los varamientos de animales marinos en nuestras costas. Antes, lo más común era que la fauna marina que llegaba al centro hubiera sido víctima de pesca accidental y aparecían con anzuelos clavados o envueltas en redes, pero «en los últimos cuatro años solo nos ha llegado un ejemplar con anzuelo, seguramente debido a la disminución de los barcos palangraneros que faenan por nuestra zona, mientras que la mayoría de los ingresos de animales marinos en el centro son debidos a ingestión de cuerpos extraños», informa la veterinaria responsable. Envoltorios de plástico, corcho blanco, bastoncillos higiénicos o lengüetas de bricks son algunos de los objetos de basura marina que los expertos encuentran en los animales varados, vivos o muertos, que producen obstrucciones intestinales y los debilitan hasta la muerte.
Por este motivo, el CRFSV pone especial énfasis en las actividades educativas, ya que «los problemas que traen a la fauna marina hasta aquí son generados, en su mayoría, por el hombre, incluidas las neumonías que les afectan, normalmente debidas a la contaminación del mar». Así, el CRFSV suele realizar las liberaciones de los ejemplares recuperados con grupos de ciudadanos, «sobre todo escolares, porque es la población más sensible a la formación ambiental», opina Ana Cristina Miñano.
Marcadas con un microchip y algunas de ellas anilladas, las tortugas fueron liberadas en las playas del Parque Regional de Calblanque, en presencia de un grupo de escolares que asistieron al emocionante momento, y en la Reserva Marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas, acto en el que contaron con la presencia de un grupo de buceadores, que se encargaron de soltarlas en alta mar y ver cómo volvían a disfrutar de su hábitat en libertad y con la salud recuperada.
¿Qué está pasando?
Los últimos varamientos de ejemplares vivos de tortuga verde en el Mediterráneo han hecho saltar las alarmas. A estos raros acontecimientos se suma la aparición, en los últimos años, de varios cadáveres de tortugas laúd en nuestras costas -«son aún menos abundantes que la verde en el Mediterráneo y son enormes, llegan a pesar unos 500 kilos», ilustra Miñano Bernal-, así como el varamiento de un rorcual común (apareció cadáver) y de una foca común -«es muy extraña su presencia por estas latitudes», apunta la veterinaria-.
Según explican, cuando se producen estos varamientos poco comunes, «contamos con otros centros del Mediterráneo, como la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos de Barcelona, el Oceanográfico de Valencia, y compañeros de Almería y Baleares. Además, desde hace tres años hacemos reuniones anuales en las que se imparten charlas a todo el personal que trabaja en los centros que atienden a fauna marina en el Mediterráneo»
Fuente: www.nuestra-tierra.laverdad.es

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